
La Agencia Espacial Europea busca sumar a SpaceX a su iniciativa internacional para reducir la basura espacial, en medio de preocupaciones sobre el aumento de desechos orbitales que ponen en peligro a satélites y misiones.
La Agencia Espacial Europea (ESA) ha comenzado conversaciones con SpaceX, la empresa espacial de Elon Musk, sobre la posibilidad de que se una a la Carta Cero Desechos, un esfuerzo internacional para combatir el creciente problema de la basura espacial. Según Josef Aschbacher, director general de la ESA, la carta tiene como objetivo detener la creación de nueva basura orbital para el año 2030. SpaceX, que ya cuenta con más de 6.300 satélites en órbita gracias a su red Starlink, aún no se ha sumado , pero la ESA espera convencer a la compañía para que participe.
La carta, que cuenta con la adhesión de 110 países y entidades, busca establecer compromisos para minimizar la cantidad de desechos espaciales generados por misiones pasadas y presentes. Aunque SpaceX no ha respondido a las solicitudes de comentarios, Aschbacher destacó la importancia de la participación de la compañía, dado que sus satélites representan aproximadamente dos tercios de todos los objetos en la órbita baja de la Tierra.
Los desechos espaciales, que incluyen satélites inactivos, fragmentos de cohetes y restos de misiones, representan una amenaza significativa para los satélites activos y las futuras misiones espaciales. Actualmente, hay casi 19.000 piezas de basura espacial rastreables en órbita, según datos de la Fuerza Espacial de Estados Unidos. Esta basura no solo supone riesgos de colisión, sino que también podría poner en peligro a las tripulaciones de la Estación Espacial Internacional y futuras misiones tripuladas.
Compromisos de la industria y la creciente preocupación.
SpaceX no es la única compañía que se enfrenta a la creciente presión para abordar el problema de la basura espacial. Amazon, a través de su proyecto Kuiper, que planea lanzar más de 3.000 satélites en los próximos años, ya ha firmado la Carta Cero Desechos de la ESA. Mientras tanto, China también está desarrollando su propia red de satélites para competir con Starlink.
La proliferación de constelaciones comerciales ha elevado las preocupaciones sobre la sostenibilidad de las órbitas terrestres bajas. En 2023, SpaceX fue objeto de críticas por parte de la Administración Federal de Aviación (FAA) en un informe que advertía sobre los riesgos que los desechos de sus satélites podrían representar para las personas en la Tierra. Aunque SpaceX calificó el informe como «profundamente defectuoso», la conversación sobre la necesidad de una mayor regulación en torno a los desechos espaciales no ha disminuido.
Jonathan McDowell, astrónomo de la Universidad de Harvard que rastrea la actividad espacial, señaló que la adhesión de SpaceX a la carta de la ESA sería un paso importante para la industria. “Es fundamental que la industria se comprometa públicamente con este tipo de iniciativas”, afirmó McDowell. Actualmente, SpaceX ya está sujeto a los requisitos de desechos orbitales de la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) de EE. UU. UU., que exige que los satélites Starlink se desintegren en la atmósfera dentro de los cinco años posteriores al final de su vida útil.
Colisiones y el impacto de los desechos espaciales.
El problema de los desechos espaciales no se limita a los satélites comerciales. Gran parte de la basura espacial que se encuentra en órbita ha sido generada por colisiones accidentales o por pruebas de misiles antisatélites. Uno de los eventos más significativos ocurrió en 2007, cuando la nave espacial Fengyun-1C de China fue destruida en una prueba de misiles antisatélites, lo que agregó millas de fragmentos de escombros al espacio. A este incidente se sumaron colisiones como la que involucró a una nave espacial estadounidense y otra rusa en 2009, y una prueba antisatélite rusa en 2021 que agregó más de 1.500 piezas de escombros a la órbita.
A pesar de estos incidentes, ni Rusia ni China se han adherido a la moratoria impulsada por la administración Biden, que prohíbe la realización de pruebas de misiles antisatélites. Esta moratoria ha sido respaldada por varios países que buscan evitar que el problema de los desechos espaciales continúe empeorando.
Una responsabilidad compartida.
Aunque no existen leyes internacionales específicas que regulen los desechos espaciales, varios países y agencias espaciales han comenzado a elaborar normativas nacionales para abordar el problema. La Carta Cero Deseos de la ESA, aunque no vinculante, es un esfuerzo significativo para reunir a los actores clave de la industria espacial en torno a la sostenibilidad de las órbitas terrestres.
Josef Aschbacher subrayó que, aunque la ESA no es un organismo regulador, la carta es un paso importante hacia la colaboración internacional en la reducción de los desechos espaciales. «El hecho de que hayamos puesto sobre la mesa esta carta, que fue elaborada con todos nuestros socios, y que ellos la hayan firmado, es muy talentoso», afirmó Aschbacher.
La industria espacial, en rápida expansión, se enfrenta ahora a un desafío global: asegurar que la exploración y el uso comercial del espacio no pongan en peligro las futuras misiones. La participación de compañías como SpaceX en estos esfuerzos será crucial para mitigar el riesgo que los desechos espaciales representan para la seguridad y sostenibilidad del espacio.
Con más satélites en órbita que nunca antes y planes para expandir aún más estas constelaciones, la comunidad internacional sigue buscando soluciones para gestionar de manera efectiva la basura espacial y garantizar que las órbitas sigan siendo seguras para las próximas generaciones de exploradores y científicos.
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Categorías:Educación & Ciencia, Noticias



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