En el episodio 693 del podcast recordamos una joya olvidada de la era pre-internet. Mucho antes de que llegaran los móviles, el Wi-Fi o las redes sociales, el Teletexto ya nos ofrecía una ventana digital al mundo. Noticias, resultados deportivos, cotizaciones bursátiles e incluso juegos… todo en una pantalla pixelada y de colores limitados.

¿Qué era el teletexto y cómo funcionaba?

El teletexto era un servicio de información transmitido a través de la señal de televisión analógica, que permitía acceder a páginas de texto y gráficos básicos incrustados en el canal de TV. Funcionaba mediante códigos numéricos (como el famoso 100 para la portada), y los usuarios navegaban con el mando a distancia introduciendo números de tres cifras.

En España, Televisión Española lanzó el Teletexto en 1988, aunque en otros países europeos ya llevaba algunos años en funcionamiento. Durante décadas fue una fuente esencial de información rápida y directa: titulares de prensa, resultados de fútbol, programación de televisión, información meteorológica o incluso cotizaciones bursátiles.

Aunque visualmente era rudimentario, ofrecía algo revolucionario para la época: información a demanda en tiempo real, sin necesidad de esperar al telediario o al periódico del día siguiente.

Navegar con el mando y esperar que cargue la página

La experiencia del teletexto era única. Nada de interfaces gráficas avanzadas ni interactividad fluida: era como leer un periódico digital en modo texto plano. Y aun así, tenía algo hipnótico. Picar los códigos, esperar que cargase la página (¡a veces con varios segundos de retardo!) y volver atrás si te equivocabas era parte del ritual.

Había incluso secciones con pasatiempos, mensajes del espectador, horóscopos o curiosidades. Algunas cadenas añadieron páginas con minijuegos en ASCII y sorteos que se publicaban solo en ciertas franjas horarias. Y en algunos hogares, el teletexto se convirtió en una especie de boletín matinal: se consultaba a diario antes de salir de casa.

De la nostalgia al olvido digital

Con la llegada de internet y los smartphones, el teletexto fue perdiendo su utilidad. Aunque siguió activo durante muchos años (y en algunas cadenas aún lo está), el auge de la conectividad móvil lo convirtió en un recuerdo de otra era.

Hoy en día, su estética retro es reivindicada por nostálgicos y diseñadores. Existen emuladores de teletexto, proyectos artísticos inspirados en su diseño pixelado, e incluso se ha recuperado como recurso estético en algunas campañas publicitarias.

Más allá de su aspecto visual, el teletexto nos recuerda cómo era vivir en un mundo sin conexión permanente, donde acceder a la información era más lento, pero también más intencionado.

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