
Solo dos meses después de celebrar su primer lanzamiento tripulado a órbita, que ahora está bajo investigación con la Administración Federal de Aviación, Virgin Galactic quiere regresar al espacio.
La compañía llevará a cabo su primera misión comercial, la 23ª para el avión espacial propulsado por cohetes VSS Unity, a fines de septiembre o principios de octubre desde las extensas instalaciones de Spaceport America de la compañía. El vuelo llevará a tres miembros de la tripulación de la Fuerza Aérea Italiana y el Consejo Nacional de Investigación, cada uno de los cuales pagó una cantidad no revelada por el asiento. Un miembro del personal de Virgin Galactic también estará a bordo.
El papel de líder de la misión estará a cargo de Walter Villadei, coronel de la Fuerza Aérea Italiana; Angelo Landolfi, médico y teniente coronel; Pantaleone Carlucci, ingeniero aeroespacial en nombre del Consejo Nacional de Investigación; y la instructora principal de astronautas de Virgin Galactic, Beth Moses. Michael Masucci y CJ Sturckow pilotarán el avión espacial. El objetivo de la misión será evaluar los efectos de la «fase de transición» de la gravedad a cero G en el cuerpo humano; Con ese fin, los miembros de la tripulación usarán sensores para medir la actividad fisiológica, y Villadei incluso usará un traje elegante que, según Virgin, «[incorporará] el estilo y la tecnología de la moda italiana».
El anuncio se produce solo un día después de que la FAA dijera que estaba investigando el primer vuelo con tripulación de VSS Unity en julio. La noticia fue reportada por primera vez por The New Yorker y confirmada por el regulador aeroespacial, quien dijo que el avión espacial «se desvió de su autorización de Control de Tráfico Aéreo cuando regresó a Spaceport America». Según el informe del periodista Nicholas Schmidle, una luz roja de advertencia apareció en el tablero del Unity durante el vuelo, lo que indica que se había desviado de su trayectoria planificada.
Virgin Galactic luego emitió un comunicado refutando el artículo, diciendo que “a pesar de que la trayectoria final de los vuelos se desvió de nuestro plan inicial, fue una ruta de vuelo controlada e intencional que permitió a Unity 22 alcanzar con éxito el espacio y aterrizar de manera segura en nuestro Puerto Espacial en Nuevo México. En ningún momento los pasajeros y la tripulación corrieron peligro como resultado de este cambio de trayectoria”, agregó la empresa.
Esta no es la primera vez que Schmidle descubre noticias sobre la seguridad de las operaciones supersónicas de Virgin Galactic. Su libro, Test Gods, también incluye un relato previamente desconocido de un vuelo de prueba de 2019 (confirmado en el libro por ex empleados) que vio problemas potencialmente graves con el ala del avión.
Fuente: TechCrunch
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