Que no cunda el pánico, tu camisa no va a salir del armario para matarte por la noche, pero sí puede tener sustancias tóxicas nada buenas para tu salud.

Cuán peligrosa puede ser la ropa. Lo primero que me viene a la mente es la trágica muerte de la célebre bailarina Isadora Duncan, quien falleció por estrangulamiento y lesión de la carótida cuando una bufanda que llevaba al cuello se enredó en la rueda del auto que la trasladaba. Más allá de tales infortunios, no veo mucho más daño que una humilde prenda de vestir pueda causarme.

Pero resulta que sí, que la ropa es algo a lo que debemos prestar más atención si queremos cuidar la salud. Eso es lo que aprendí, gracias a la entrevista que hicieron esta semana Lauren Goode y Michael Calore a la periodista y escritora Alden Wicker en el podcast Gadget Lab. Su nuevo libro se titula To Dye For: How Toxic Fashion Is Making Us Sick-and How We Can Fight Back. En español se traduce como Para teñir: cómo la moda tóxica nos está enfermando y cómo podemos defendernos; también hay en el título un juego de palabras, puesto que en inglés “para teñir” se pronuncia igual que “para morir”.

Entonces, cómo es que la ropa nos puede estar enfermando y, con suerte, qué podemos hacer para evitarlo. Si aún no tienes idea de cuáles son los peligros potenciales del vestido, estamos hablamos de la amplia gama de productos químicos, tintes y tratamientos que se utilizan en su manufactura. Los mismos que hacen que a veces la ropa nueva te ‘pique’ o te cause una erupción.

A medida que avanza la tecnología, también se añaden más sustancias químicas a nuestro vestido, para teñirlo, o para hacerlo más resistente a las manchas, a las arrugas o a los olores. El problema es que algunos de estos químicos son irritantes, y pueden causar problemas respiratorios o en la piel. Lo peor es que otros son lo bastante tóxicos como para desencadenar enfermedades autoinmunes.

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