Educación & Ciencia

¿De combustión, de hidrógeno o eléctrico? El impacto ambiental de los vehículos más allá de la huella de carbono

Al comparar distintas tecnologías y fuentes energéticas empleadas en el transporte por carretera desde el punto de vista de la sostenibilidad ambiental, ¿es suficiente con tener en cuenta únicamente su impacto sobre el cambio climático, es decir, su huella de carbono?

En la Cátedra Fundación Repsol en Transición Energética de la Universidad Politécnica de Madrid estamos convencidos de que no. La comparación ha de extenderse a otros impactos ambientales evaluables a través de la metodología de análisis de ciclo de vida (ACV).

Pero ¿en qué categorías de impacto deberíamos fijarnos más allá de la huella de carbono?

Otras variables de impacto ambiental

Partiendo de las categorías de impacto ambiental establecidas en el método de evaluación de impactos ambientales Environmental Footprint, recomendado por la Comisión Europea a través de la Plataforma Europea de Análisis de Ciclo de Vida (EPLCA), hemos llevado a cabo una revisión bibliográfica para tratar de dar respuesta a esta pregunta. 

Este estudio bibliográfico (no publicado en ninguna revista académica) parte de una muestra de 55 artículos científicos de reciente publicación (2015 en adelante). En ellos se llevaban a cabo varios análisis de ciclo de vida del transporte por carretera considerando distintas tecnologías y distintas fuentes energéticas.

De las 16 categorías de impacto ambiental definidas por este método de evaluación, además del impacto sobre el cambio climático, se ha visto que también son muy relevantes las siguientes:

  • Toxicidad para los humanos. La Agencia Europea de Sustancias y Mezclas Químicas señala que la exposición a sustancias tóxicas puede causar efectos agudos y crónicos en la salud humana, incluyendo cáncer, anomalías reproductivas, malformaciones congénitas, entre otros.
  • Material particulado y sus precursores (óxidos de azufre, óxidos de nitrógeno, …). La Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que la exposición a partículas finas en el aire (exterior) causa alrededor de 4,2 millones de muertes prematuras cada año.
  • Formación de ozono troposférico (smog). Este compuesto se forma debido a la reacción en la atmósfera de sus precursores (principalmente óxidos de nitrógeno y compuestos orgánicos volátiles) en presencia de radiación solar. Provoca daños en los cultivos y los bosques, y también causa problemas respiratorios y cardiovasculares en los seres humanos y en la fauna.
  • Huella hídrica. Actualmente, la demanda de agua dulce está aumentando de manera insostenible en el mundo. Si continúa a este ritmo, se espera que la escasez de agua afecte a dos tercios de la población mundial en los próximos 5-10 años.
  • Uso de recursos, minerales y metálicos. La extracción global de materiales se ha triplicado en los últimos 50 años, y se espera que esta cifra siga aumentando. La tasa de agotamiento de los recursos minerales y metálicos es particularmente alta.

Consumo de agua

En el caso de los vehículos eléctricos, cómo se lleve a cabo la generación eléctrica determina el impacto ambiental asociado. Así, por ejemplo, la generación vía hidráulica o empleando la biomasa como fuente energética primaria tiene un mayor impacto sobre el uso del recurso hídrico que otras formas de generación. 

Otras fuentes energéticas como los biocombustibles o el hidrógeno pueden presentar un mayor consumo de agua en todo el ciclo de vida, dependiendo de la materia prima empleada para su producción. En el primero de los casos, por ejemplo, cuando se use una materia prima vegetal no residual que necesite agua para su crecimiento. Y en el segundo, cuando el hidrógeno se obtenga a partir del agua dulce por un proceso electrolítico.

Artículo completo en The Conversation


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