Economía

Uber y Lyft destinan 328 millones de dólares para resolver demandas de robo de salarios en Nueva York

En un histórico acuerdo, las compañías de transporte compartido Uber y Lyft han acordado pagar un total de 328 millones de dólares a los conductores de Nueva York para saldar las acusaciones de malas prácticas laborales y retención indebida de ingresos.

Este acuerdo surge tras una profunda investigación liderada por la fiscal general del estado y marca un hito en la lucha por los derechos de los trabajadores de la economía colaborativa.

Las renombradas empresas de servicios de transporte Uber y Lyft han llegado a un acuerdo conciliatorio en el Estado de Nueva York, comprometiéndose a pagar 328 millones de dólares a sus conductores. Esta suma millonaria es el resultado de una serie de denuncias por robo de salarios, que culminaron con una exhaustiva investigación por parte de la fiscal general Letitia James. El epicentro de la controversia se centró en si estas compañías descontaron de manera inapropiada ciertos cargos e impuestos directamente de los ingresos de los conductores, una responsabilidad que debería haber recaído en los pasajeros.

El pacto alcanzado no solo simboliza un triunfo económico para los conductores, con pagos retroactivos por salarios y beneficios no percibidos, sino que además garantiza un derecho fundamental al salario mínimo estatal, así como beneficios de licencia por enfermedad pagada. A pesar de no reconocer una relación laboral estándar entre las empresas y los conductores, este acuerdo subraya un avance en la protección y el reconocimiento de los derechos laborales de los trabajadores de plataformas digitales.

Las cifras del acuerdo son contundentes: Uber contribuirá con 290 millones de dólares, mientras que Lyft aportará 38 millones. Este monto se distribuirá entre alrededor de 100.000 conductores que actualmente prestan o han ofrecido servicios en Nueva York y que califican para realizar la reclamación correspondiente. A pesar de la magnitud de las sumas involucradas, ni Uber ni Lyft han admitido fallo alguno, y mantienen una postura de justificación en torno a sus políticas y prácticas anteriores.

Los representantes de Lyft y Uber no han escatimado en expresar su conformidad con el acuerdo, enfatizando la victoria que representa para los conductores y la confirmación de su compromiso con la flexibilidad y autonomía que muchos trabajadores buscan en la economía moderna.

Además, en un movimiento sin precedentes, Uber ha pactado también con el departamento de trabajo del estado para realizar contribuciones regulares al programa de seguro de desempleo de Nueva York, incluso con pagos retroactivos que datan desde 2013. Este hecho no solo tiene implicaciones económicas, sino que también podría influir en la futura legislación laboral y en las políticas de otras empresas que operan bajo modelos de negocio similares.

Si bien este acuerdo es un paso adelante, activistas y defensores de los derechos laborales señalan que aún queda camino por recorrer para garantizar una completa equidad laboral para los trabajadores de la gig economy. La clasificación de estos trabajadores como contratistas independientes sigue en pie, dejando espacio para más diálogo y potencialmente más cambios en el futuro cercano.

Con la mira puesta en la evolución de las condiciones laborales y el reconocimiento de derechos equivalentes a los de los empleados tradicionales, este acuerdo en Nueva York podría ser el comienzo de una nueva era para los trabajadores temporales y las plataformas de economía colaborativa a nivel nacional.


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