En un despliegue de fortaleza y adaptabilidad, las cinco mayores empresas tecnológicas de EE.UU. —Alphabet, Amazon, Apple, Meta y Microsoft— han reportado ganancias combinadas de 94.000 millones de dólares en el último trimestre. Este éxito financiero coincide con un periodo de intensa vigilancia y cuestionamientos por parte de legisladores en torno al impacto social de sus productos.

Las cinco gigantes tecnológicas, conocidas colectivamente como las «Big Five», han cerrado el último trimestre con cifras que han sobrepasado las expectativas de los analistas, sumando unas ganancias combinadas de 94.000 millones de dólares. Este impresionante desempeño financiero refleja la robustez de un sector que ha sabido reinventarse y capitalizar las oportunidades emergentes, particularmente en el campo de la Inteligencia Artificial (IA).

Apple lideró el grupo con beneficios de 33.916 millones de dólares, lo cual representa un aumento del 13% respecto al período anterior, seguido por Microsoft con 21.870 millones (33% más), Meta con 14.017 millones (el triple que el año anterior), Alphabet con 13.624 millones (52% más) y Amazon con 10.624 millones, lo que supone un incremento de 30 veces sobre su ganancia previa.

Estos resultados se dan en un contexto donde la IA ha jugado un papel crucial, impulsando la valoración y el interés en acciones que, tras el fin del «boom» de la pandemia, parecían haber perdido su brillo. Microsoft, por ejemplo, ha visto cómo su apuesta por la IA y su inversión en OpenAI han reforzado su posición en el mercado, una tendencia similar observada en sus competidores.

A pesar de estas cifras récord, el sector tecnológico no ha estado exento de controversias. Recientemente, los directivos de estas empresas enfrentaron un riguroso escrutinio en el Senado de EE.UU., donde se debatió el impacto de las redes sociales en los adolescentes. Legisladores de ambos partidos cuestionaron a Mark Zuckerberg (Meta) y a otros ejecutivos sobre temas relacionados con la privacidad, la seguridad de los datos y la influencia de sus plataformas en la salud mental de los jóvenes.

Esta confrontación en el Congreso subraya los desafíos y la creciente presión regulatoria que enfrenta la industria, en medio de un debate más amplio sobre el poder y la responsabilidad de las grandes tecnológicas en la sociedad moderna. A pesar de los beneficios económicos y las innovaciones tecnológicas que aportan, el cuestionamiento sobre su impacto social y el llamado a una mayor regulación se hacen cada vez más presentes.

La capacidad de estas empresas para seguir creciendo en medio de la incertidumbre económica y adaptarse a los cambios regulatorios será clave en su evolución futura. Mientras tanto, la sociedad observa atentamente, esperando que el avance tecnológico vaya de la mano con el bienestar social y la responsabilidad corporativa.

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