
La influencer de Utah, Ruby Franke, conocida por su canal familiar «8 Passengers», ha sido condenada a una pena de prisión de 4 a 30 años por cuatro cargos de abuso infantil agravado.
El caso de Ruby Franke ha conmocionado a la comunidad online y ha abierto un debate sobre la responsabilidad de las influencers en las redes sociales. La influencer, madre de seis hijos, documentaba la vida de su familia en su canal de YouTube «8 Passengers», acumulando millones de seguidores. Sin embargo, detrás de la fachada de familia feliz se escondía una realidad aterradora. Los videos publicados en su canal, que mostraban la vida diaria de su familia numerosa, sirvieron como evidencia clave en su contra, revelando un patrón de comportamiento cruel y negligente hacia dos de sus hijos menores.
Las imágenes publicadas por la propia Franke en su canal mostraron a dos de sus hijos menores en condiciones deplorables: durmiendo en el suelo, con ropa sucia y visiblemente desnutridos. En algunos videos, se podía escuchar a la influencer gritando y humillando a sus hijos, además de aplicarles castigos físicos como aislamiento y privación de comida.
La evidencia presentada en el juicio fue contundente.
Videos, fotos y testimonios de los propios niños, así como de otros testigos, confirmaron el trato negligente y abusivo que sufrían. La defensa de Franke argumentó que ella sufría de depresión posparto y que no tuvo la intención de causar daño a sus hijos. Sin embargo, el juez del caso consideró que la evidencia demostraba un patrón de comportamiento cruel y deliberado, y que la pena era necesaria para proteger a los niños y enviar un mensaje claro a la sociedad sobre la gravedad del abuso infantil.
La sentencia de Franke ha generado reacciones encontradas. Algunos consideran que la pena es demasiado dura, mientras que otros opinan que es justa given la gravedad de los delitos. El caso ha abierto un debate sobre la responsabilidad de las influencers en las redes sociales, y sobre la necesidad de proteger a los niños que son expuestos en línea.
Este caso es un ejemplo de cómo las redes sociales pueden ser utilizadas para documentar y exponer el abuso infantil. Sin embargo, también es importante recordar que las plataformas digitales no son un espacio seguro para los niños y que es necesario tomar medidas para protegerlos de cualquier tipo de daño.
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