Un fallo judicial en Estados Unidos desestima las reclamaciones de X Corp sobre la obtención de datos.

El juez federal de Estados Unidos, William Alsup, ha desestimado la demanda interpuesta por X Corp, la empresa liderada por Elon Musk, contra Bright Data, una firma especializada en el raspado de datos. La compañía había sido acusada de acceder indebidamente a los sistemas de X (anteriormente conocida como Twitter) y de violar tanto los términos de uso de X como las leyes estatales al raspar y vender datos públicos.

El fallo establece que la ley de derechos de autor es la que rige el raspado de datos públicos y no los términos impuestos por la plataforma X. El juez Alsup subrayó que las alegaciones de X carecían de fundamento en muchos aspectos, destacando que la empresa intentaba establecer su propio sistema privado de derechos de autor, lo cual entraría en conflicto directo con la legislación federal existente.

Un enfoque en el control de datos frente a la privacidad del usuario.

Según Alsup, la demanda de X no buscaba proteger la privacidad de los usuarios, sino más bien evitar que Bright Data interfiera con la venta propia de sus datos a través de un servicio de suscripción por niveles. Esto plantea un conflicto con la Ley de Decencia de las Comunicaciones, que protege a las plataformas de la responsabilidad por el contenido publicado por terceros.

El juez también criticó la postura de X de permitir la extracción y copia del contenido de los usuarios solo si se realiza un pago, argumentando que esto casi «obliteraba» la disposición de «uso justo» establecida en la Ley de Derechos de Autor.

Reacciones y consecuencias del fallo.

Or Lenchner, CEO de Bright Data, celebró la decisión como un triunfo para las prácticas de raspado éticas y legales, señalando que este fallo tiene implicaciones profundas para los negocios, la investigación y la formación de modelos de IA. Lenchner subrayó que la victoria sobre X clarifica que la información pública en la web pertenece a todos, y cualquier intento de restringir el acceso público está destinado a fracasar.

Este fallo podría tener amplias repercusiones para la industria tecnológica, especialmente en cómo las grandes plataformas gestionan y monetizan los datos públicos. Además, se establece un precedente importante en la batalla continua sobre el control de los datos en la era digital.