Inteligencia artificial

Batalla legal por los derechos de autor entre las discográficas y los creadores que utilizan inteligencia artificial

Las discográficas buscan proteger los derechos de autor contra la IA. Las empresas de tecnología defienden su uso bajo la doctrina de uso justo.


Imitaciones que provocan indignación.

La canción más popular del músico country Tift Merritt en Spotify, «Traveling Alone», es una balada que evoca la soledad y el camino abierto. Al pedirle al sitio web de música con inteligencia artificial Udio que creara «una canción americana al estilo de Tift Merritt», este generó «Holy Grounds», una balada similar. Merritt, nominada al Grammy, calificó la imitación como «robo», señalando que no tiene cabida en su repertorio.

Merritt no está sola en su preocupación. En abril, se unió a otros artistas como Billie Eilish, Nicki Minaj y Stevie Wonder en una carta abierta advirtiendo que la música generada por IA y entrenada con sus grabaciones podría sabotear la creatividad y marginar a los artistas humanos. Las principales discográficas, incluyendo Sony Music, Universal Music Group y Warner Music, también están preocupadas. En junio, demandaron a Udio y a otra empresa de IA musical llamada Suno, marcando el inicio de disputas de derechos de autor de alto riesgo.

Suno y Udio han negado cualquier violación de derechos de autor, argumentando que sus sistemas transforman el contenido existente en algo nuevo, un uso justo según la ley. Sin embargo, las demandas alegan que estas empresas permiten a los usuarios crear canciones que imitan explícitamente a artistas populares, utilizando indebidamente el catálogo de grabaciones protegidas por derechos de autor para entrenar sus sistemas. Mitch Glazier, de la RIAA, afirmó que la IA debe construirse sobre bases sólidas y autorizadas para ser beneficiosa.

Desafíos legales y comparaciones.

Las demandas de las discográficas se hacen eco de acusaciones similares en otros sectores, como los textos generados por IA. Estos casos plantean cuestiones novedosas para los tribunales, como si la ley debería permitir excepciones para el uso de material protegido por derechos de autor por parte de la IA para crear algo nuevo.

La interacción de melodía, armonía y ritmo en la música puede complicar la determinación de la infracción de derechos de autor en comparación con el texto escrito. Brian McBrearty, musicólogo especializado en análisis de derechos de autor, señaló que la música es una mezcla más rica de elementos, lo que dificulta su evaluación legal.

Impacto futuro.

Las reclamaciones de derechos de autor sobre IA podrían depender de comparaciones entre el resultado de un sistema de IA y el material original utilizado para entrenarlo, un análisis que ha desafiado a jueces y jurados en casos anteriores sobre música. Los casos de Robin Thicke y Pharrell Williams, así como de Katy Perry y Ed Sheeran, son ejemplos de la complejidad de estos juicios.

Suno y Udio argumentaron que sus producciones no infringen los derechos de autor y que sus sistemas de IA hacen un uso justo de las grabaciones existentes para crear nuevas canciones. No obstante, la rápida evolución de la tecnología de IA está generando nuevas incertidumbres legales en todos los niveles.

La defensa del uso justo en casos de IA podría decidir el resultado de estas demandas. Los tribunales se centran en si el nuevo uso transforma las obras originales. Las empresas de IA defienden que sus productos transforman el contenido humano, mientras que las discográficas afirman que su objetivo final es competir deslealmente y reemplazar a los artistas humanos.

El desenlace de estos casos tendrá implicaciones significativas para la industria de la música y la tecnología de IA, determinando cómo se equilibran la innovación y la protección de los derechos de autor en el futuro.


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