El grupo británico de televisión de pago ajusta su plantilla tras tres años de inversión intensiva. La medida refleja el viraje hacia un modelo dominado por servicios de streaming y televisión conectada.

Sky, la compañía británica de televisión de pago propiedad de Comcast, recortará alrededor de 600 puestos de trabajo como parte de un proceso de reestructuración. El ajuste llega tras un ciclo de tres años marcado por inversiones en productos y plataformas, con el objetivo de adaptar la empresa a la nueva realidad del consumo audiovisual.

Según fuentes cercanas, el plan afectará a unos 900 puestos, de los cuales 600 resultarán en despidos efectivos, lo que representa aproximadamente el 2,5% de la plantilla de 23.000 empleados que Sky mantiene en el Reino Unido. La compañía justificó la medida como un paso necesario para “brindar a los clientes la próxima generación de experiencia”, enfocándose en la mejora de servicios digitales, contenido exclusivo y un mejor rendimiento de sus productos.

En la actualidad, más del 90% de las suscripciones de televisión de Sky ya se contratan a través de sus plataformas digitales, como Sky Stream y Sky Glass, lo que marca una reducción progresiva del peso de su histórico servicio satelital. Este cambio ilustra la transformación estructural de la empresa: de un modelo tradicional centrado en la antena parabólica a otro que prioriza el streaming y la televisión conectada.

La reestructuración no es un hecho aislado, sino parte de una tendencia global en el sector de medios y telecomunicaciones. Empresas de referencia se han visto obligadas a reducir costes y redistribuir recursos en un entorno donde la competencia por captar suscriptores se intensifica, con gigantes como Netflix, Disney+ y Amazon Prime consolidando su presencia en los hogares europeos.

Para Sky, la medida busca asegurar su posición en este nuevo ecosistema, garantizando que las inversiones realizadas se traduzcan en una experiencia más ágil y competitiva para los usuarios. Sin embargo, el recorte también supone un golpe humano significativo, que afecta a centenares de empleados en un sector en plena transformación digital.