
El debut de Tilly Norwood, una “actriz” creada con inteligencia artificial, desata polémica en la industria. El sindicato SAG-AFTRA rechaza de plano el reemplazo de artistas humanos por figuras sintéticas.
El sábado en Zúrich, durante una conferencia de la industria cinematográfica, se presentó oficialmente a Tilly Norwood: un personaje fotorrealista, ficticio y joven, desarrollado por el estudio londinense Particle6. Su creadora, la actriz y productora holandesa Eline Van der Velden, aseguró que los primeros agentes de talentos ya habían mostrado interés en explorar oportunidades con este proyecto.
El video de lanzamiento, de apenas 20 segundos, mostró a Norwood en una parodia sobre la creación de un programa televisivo generado con IA. Aunque no guarda parecido con ninguna celebridad real, el personaje fue dotado de características reconocibles: cabello castaño, ojos marrones, acento británico y presencia en redes sociales.
El temor en la comunidad creativa
La aparición de Tilly Norwood encendió las alarmas en Hollywood. SAG-AFTRA, el sindicato que representa a 160.000 actores, locutores, especialistas y artistas de grabación, emitió un comunicado contundente: “La creatividad es, y debe seguir siendo, humana. Nos oponemos a la sustitución de artistas humanos por sintéticos”.
Las preocupaciones no son nuevas: en las últimas negociaciones colectivas del sindicato ya se incluyeron cláusulas sobre inteligencia artificial para evitar que los estudios puedan explotar o suplantar a los intérpretes. El caso de Tilly pone en evidencia hasta qué punto esta amenaza se percibe como cercana.
Entre el arte y la polémica
Van der Velden intentó justificar la creación alegando que no se trata de sustituir a los artistas, sino de una obra de arte digital que invita al debate. En declaraciones a medios especializados llegó incluso a comparar a Tilly con potenciales estrellas del calibre de Scarlett Johansson o Natalie Portman.
El sindicato, sin embargo, fue categórico: la supuesta actriz se entrenó con el trabajo de “incontables profesionales, sin permiso ni compensación”. Además, advirtió sobre la banalización del talento humano y la falta de control en el uso de material protegido.
¿Real amenaza o experimento pasajero?
Expertos como Yves Bergquist, del Centro de Tecnología del Entretenimiento de la Universidad del Sur de California, creen que el escándalo está sobredimensionado. Según él, “no hay interés por parte de los ejecutivos de peso en Hollywood en desarrollar personajes totalmente sintéticos”, y las comparaciones con estrellas reales resultan, en su opinión, desproporcionadas.
Aun así, el episodio refleja un punto de fricción inevitable: la convergencia entre inteligencia artificial y la industria del entretenimiento. Mientras algunos lo ven como un ejercicio artístico con valor provocador, otros lo interpretan como el preludio de un futuro en el que los actores podrían ser desplazados por algoritmos y personajes digitales.
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