Movilidad eléctrica

El CEO de Bolt insta a la Unión Europea a priorizar la conducción autónoma para no quedar rezagada frente a EE. UU. y China

Markus Villig advierte que Europa corre el riesgo de repetir el error del coche eléctrico y perder el liderazgo en una tecnología clave de la próxima década. El fundador de Bolt pide a Bruselas que considere la conducción autónoma como una prioridad estratégica para la soberanía digital europea.

Europa necesita una estrategia urgente y coordinada para el desarrollo de vehículos autónomos, si no quiere depender de la tecnología estadounidense y china, advirtió el viernes Markus Villig, director ejecutivo de Bolt, la empresa estonia de transporte y reparto rival de Uber.

Villig, que se reunió con la comisaria europea de tecnología, Henna Virkkunen, aseguró que el Viejo Continente “ha perdido el rumbo en la conducción autónoma” mientras concentra la mayor parte de su inversión pública en el impulso de los vehículos eléctricos.

“Estamos destinando miles de millones a los coches eléctricos, pero hemos olvidado que la conducción autónoma será la tecnología central en el futuro”, dijo Villig en declaraciones a un grupo reducido de periodistas. “Europa debe tratarla como una cuestión estratégica, con implicaciones de seguridad, innovación y competitividad industrial.”


Una carrera tecnológica que Europa observa desde atrás

El CEO de Bolt subrayó que la conducción autónoma está hoy dominada por empresas estadounidenses y chinas, con Waymo (subsidiaria de Alphabet), TeslaBaiduWeRide y Pony.ai liderando el desarrollo global.

Waymo, por ejemplo, planea lanzar su servicio de transporte autónomo en Londres el próximo año, mientras que los gigantes chinos avanzan con pruebas a gran escala en Pekín y Shanghái. En contraste, Europa carece de una estrategia común y de financiación sustancial para competir en el desarrollo del software y los sistemas de inteligencia artificial que permiten a los vehículos circular sin conductor.

“El riesgo es que los fabricantes europeos —que emplean a millones de personas— acaben comprando sistemas de conducción autónoma extranjeros como si fueran piezas de software, perdiendo así el control sobre una de las tecnologías más transformadoras de los próximos años”, advirtió Villig.


Bolt y el futuro del “robotaxi” europeo

Bolt, fundada en 2013 y operando en más de 45 países, se ha convertido en una de las startups tecnológicas más importantes de Europa. La compañía ya trabaja en prototipos de robotaxis —vehículos totalmente autónomos para transporte urbano—, aunque reconoce que el marco regulatorio y las limitaciones de inversión europeas ralentizan la adopción de este tipo de servicios.

Villig propuso que la Unión Europea ofrezca subsidios o licencias exclusivas a las empresas locales que desarrollen robotaxis, lo que les permitiría ganar escala antes de que los gigantes extranjeros dominen el mercado. “Si no damos a los innovadores europeos margen para crecer, volverá a pasar lo mismo que con las redes sociales, la nube o la inteligencia artificial: los líderes vendrán de fuera”, señaló.


La conducción autónoma como cuestión de soberanía

La advertencia de Villig se alinea con las preocupaciones de Bruselas sobre la dependencia tecnológica de Europa respecto a Estados Unidos y Asia. La Comisión Europea lleva años impulsando su agenda de soberanía digital, que busca fortalecer las capacidades del continente en semiconductores, IA, ciberseguridad y movilidad inteligente.

Sin embargo, según el CEO de Bolt, las inversiones actuales no son suficientes ni están bien distribuidas: “La UE ha comprometido decenas de miles de millones en la cadena de suministro de baterías y vehículos eléctricos, pero prácticamente nada en software de conducción autónoma, que es donde estará el verdadero valor.”


Fabricantes tradicionales sin rumbo claro

Villig también criticó la falta de iniciativa de los fabricantes de automóviles europeos, que —dijo— siguen centrados en la electrificación de sus flotas, pero no están desarrollando sus propios sistemas autónomos.

“Las automotrices podrían invertir, pero no parecen preparadas para construir sus propios sistemas. Si no lo hacen, dependerán de proveedores externos para el cerebro de sus vehículos”, afirmó.

Para el fundador de Bolt, la oportunidad aún existe: “Europa tiene el talento, la infraestructura y el mercado. Lo que falta es visión política y apoyo regulatorio.


Una llamada de atención para Bruselas

El mensaje de Villig llega en un momento clave, cuando la UE busca equilibrar la transición ecológica con la transformación digital de su industria. Pero el avance de Estados Unidos y China en el ámbito de la conducción autónoma amenaza con dejar fuera de juego a Europa si no reacciona con rapidez.

“Si Europa no actúa ahora, acabaremos comprando la inteligencia que mueve nuestros coches a empresas extranjeras”, concluyó Villig. “Y entonces, ya será demasiado tarde.”


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