El streaming nació con la idea de representar un cambio de paradigma, pero hoy en día el panorama ha cambiado. Precios al alza, suscripciones con anuncios, fusiones entre plataformas y en el horizonte, la inteligencia artificial y su promesa de revolucionarlo todo de nuevo. ¿En qué punto está el entretenimiento digital?.
Ver una serie o una película nunca ha sido tan fácil como ahora. Pero el modelo que nació como una alternativa a la televisión tradicional se ha ido transformando, y lo que era simple, ahora es un ecosistema complejo con múltiples plataformas, precios cambiantes y estrategias de negocio cada vez más agresivas.
El pasado. La revolución del streaming
Hace poco más de una década, la industria del entretenimiento vivía dominada por la televisión por cable y la venta física de películas y series. Ir al videoclub, comprar un DVD o esperar a que una cadena emitiese una serie concreta a una hora determinada era lo habitual.
Con la llegada de Netflix, todo eso cambió. Lo que empezó como un sistema de envío de DVDs por correo, se transformó en una plataforma online que permitió ver contenido bajo demanda. Ese fue el punto de inflexión.
Netflix apostó primero por licenciar contenido de otros estudios, pero pronto entendió que el verdadero negocio estaba en producir contenido propio. Así nacieron éxitos como House of Cards, Orange Is the New Black o Stranger Things, que demostraron que una plataforma de streaming podía competir —y superar— a la televisión tradicional.
El presente. Fragmentación, suscripciones y saturación
El escenario actual del streaming es muy distinto al de sus inicios. La guerra por captar suscriptores ha dado paso a una nueva fase: la guerra por ser rentables. Y eso ha traído varios cambios significativos.
Por un lado, los precios han subido. Netflix, Disney+, HBO Max… todas han aumentado sus tarifas en los últimos años. Además, muchas han introducido planes con publicidad, lo que supone una contradicción respecto al espíritu original del streaming: ver contenido sin interrupciones.
Por otro lado, la fragmentación del contenido ha llevado a que el usuario tenga que contratar varias plataformas para acceder a sus series y películas favoritas. Lo que antes era sencillo, ahora es complejo y caro.
El futuro. Personalización, IA y entretenimiento a la carta
Y ahora, la gran pregunta: ¿hacia dónde vamos? Las pistas apuntan a un futuro donde el streaming no solo será bajo demanda, sino también generado a demanda. Hoy ya existen herramientas de IA capaces de escribir guiones, crear voces sintéticas, generar música y hasta producir vídeos con actores virtuales.
¿Es descabellado pensar que dentro de unos años podamos entrar en Netflix o Disney+ y decir: “Quiero una película de 45 minutos, de ciencia ficción, con un estilo similar a Stranger Things, pero protagonizada por un héroe adolescente con poderes telepáticos”… y que la IA nos la genere al instante?, pues la respuesta es que a tenor de lo rápido que avanza la IA, este escenario podría darse en un futuro no muy lejano.
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