
El gigante asiático prepara un plan para permitir, por primera vez, la emisión de monedas estables respaldadas por yuanes. La medida marcaría un giro en la política de Pekín hacia los activos digitales, tradicionalmente restringidos, y busca reforzar el papel de su divisa en el comercio y las finanzas globales.
China está evaluando seriamente la introducción de monedas estables vinculadas al yuan como parte de una estrategia más amplia de internacionalización de su moneda. Según fuentes cercanas al proceso, el Consejo de Estado podría aprobar a finales de este mes una hoja de ruta que establezca objetivos concretos, responsabilidades regulatorias y mecanismos de control para el despliegue de este nuevo instrumento financiero. El cambio resulta significativo, pues hasta ahora el país había mantenido una postura muy restrictiva frente a las criptomonedas, prohibiendo en 2021 tanto el comercio como la minería digital.
Un movimiento estratégico frente al dominio del dólar
Las monedas estables son criptoactivos diseñados para mantener un valor estable al estar respaldados por divisas tradicionales, como el dólar o el euro. Actualmente, más del 99 % del mercado mundial de estas monedas está vinculado al dólar estadounidense, lo que otorga a Washington un papel hegemónico en este terreno. Frente a ello, Pekín ve en este mecanismo una oportunidad para reducir su dependencia del sistema financiero dominado por el dólar y fortalecer el papel del yuan en los pagos internacionales.
En paralelo, Estados Unidos ya ha avanzado en la regulación de estas divisas, con el respaldo político del presidente Donald Trump a inicios de su mandato y con la construcción de un marco legal que otorga legitimidad a los emisores de monedas estables respaldadas por dólares. Este contraste habría acelerado la decisión de China de reaccionar para no quedar rezagada en un ámbito clave de la innovación financiera.
Internacionalización del yuan en la agenda política
Se espera que la cúpula del Partido Comunista celebre una sesión de estudio antes de que finalice el mes, centrada en la internacionalización del yuan y en el análisis del impacto de las monedas estables. Allí podrían definirse las líneas maestras de su utilización, así como los límites de su implementación en negocios y transacciones internacionales. La propuesta responde también a una vieja aspiración del país: posicionar al yuan como divisa global, objetivo que hasta ahora se ha visto limitado por los estrictos controles de capital y los elevados superávits comerciales chinos.
En los últimos años, Pekín ha buscado fórmulas para reforzar la presencia internacional de su moneda, desde el yuan digital hasta mecanismos de pago alternativos a SWIFT. Sin embargo, el uso del yuan como moneda de liquidación global cayó en junio al 2,88 %, su nivel más bajo en dos años, mientras que el dólar acaparó más del 47 % del mercado, según datos de la plataforma SWIFT.
Hong Kong y Shanghái, centros de pruebas
Las fuentes apuntan a que Hong Kong y Shanghái serán los escenarios prioritarios para implementar los primeros proyectos piloto. No es casual: Hong Kong estrenó este mes una ordenanza que regula a los emisores de monedas estables respaldadas por divisas, situándose a la vanguardia mundial en este campo. Por su parte, Shanghái, motor financiero de China, trabaja en la creación de un centro de operaciones internacionales para el yuan digital.
El plan chino también contempla discutir la ampliación del uso del yuan y de las futuras monedas estables en foros internacionales, como la próxima cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), que se celebrará en Tianjin a finales de agosto.
Un mercado en expansión
Aunque el mercado de monedas estables aún es relativamente pequeño, con una valoración de 247 000 millones de dólares, su crecimiento proyectado es exponencial. Standard Chartered Bank prevé que el sector podría alcanzar los 2 billones de dólares en 2028, lo que explica la urgencia de los gobiernos por posicionarse en este terreno. En Asia, Corea del Sur y Japón ya avanzan en la regulación y desarrollo de monedas estables ligadas a sus respectivas divisas nacionales.
Si se aprueba finalmente, el plan de Pekín marcará un punto de inflexión en la relación de China con los activos digitales y abrirá un nuevo capítulo en la competencia global por el control de los sistemas de pago digitales del futuro.
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