La compra de Electronic Arts por 55.000 millones de dólares marca un hito histórico. El acuerdo refuerza la estrategia Vision 2030 de Arabia Saudita y la influencia global de su fondo soberano.

Electronic Arts (EA), responsable de sagas icónicas como Battlefield y Madden NFL, se ha convertido en el centro de la mayor compra apalancada de la historia. Con un valor de 55.000 millones de dólares, la operación involucra al fondo soberano de Arabia Saudita (PIF), Silver Lake y Affinity Partners, el vehículo de inversión de Jared Kushner.

La transacción coloca al PIF como accionista mayoritario de EA, consolidando una estrategia de años para posicionar a Arabia Saudita como líder mundial en videojuegos y deportes electrónicos. Silver Lake gestionará el consorcio y Kushner se asegura un 5% de participación, en un acuerdo que promete cambiar el mapa del entretenimiento digital.

Arabia Saudita y la “Visión 2030”

El príncipe heredero Mohammed bin Salman ha dejado claro que los videojuegos forman parte central de su plan de diversificación económica más allá del petróleo. El PIF ya tenía inversiones en Activision Blizzard, Nintendo y Take-Two Interactive, pero la adquisición de EA es considerada la pieza más ambiciosa hasta la fecha.

El proyecto saudí Qiddiya, bautizado como la “ciudad del juego”, prevé atraer millones de visitantes y convertirse en un polo mundial de esports y desarrollo de videojuegos. La asociación con EA permitirá impulsar torneos internacionales y atraer talento al reino.

Reacciones e implicaciones globales

Los analistas consideran que la prima del 25% ofrecida a los accionistas (210 dólares por acción) podría quedarse corta frente al verdadero potencial de crecimiento de EA, que recién empieza a consolidar nuevas franquicias y modelos de monetización. Sin embargo, la magnitud del acuerdo y el respaldo financiero del PIF hacen improbable una oferta rival.

Más allá del negocio, el movimiento genera debate cultural y político. Para algunos expertos, la operación refleja cómo Arabia Saudita busca usar el entretenimiento interactivo como poder blando, comprando no solo tecnología y talento, sino también influencia cultural en Occidente.

El acuerdo aún necesita la aprobación de los reguladores, pero los analistas no esperan grandes obstáculos. Su cierre está previsto para el segundo trimestre de 2026, en lo que será un nuevo capítulo de la convergencia entre capital soberano, tecnología y entretenimiento.