
El posible debut bursátil de la compañía espacial de Elon Musk podría superar el billón de dólares en valoración. Analistas e inversores ven una demanda excepcional, pero también riesgos elevados asociados al estilo de gestión del propio Musk.
Expectación récord ante una posible salida a bolsa histórica
Las informaciones que apuntan a que SpaceX está preparando una oferta pública inicial en 2026 han despertado un entusiasmo poco habitual entre los inversores. Según fuentes consultadas por Reuters, la compañía busca recaudar más de 25.000 millones de dólares y aspira a una valoración que superaría el billón, situándose en niveles que solo Aramco ha alcanzado en su debut. Para muchos inversores minoristas, la posibilidad de comprar acciones de SpaceX es un acontecimiento largamente esperado.
Las expectativas son tan elevadas que algunos analistas anticipan un estreno bursátil sin precedentes. Shay Boloor, estratega jefe de Futurum Equities Research, afirmó que podría convertirse en “la OPI más loca de la historia del mercado de valores”, e incluso superar los dos billones de dólares una vez abra el mercado.
Riesgo, volatilidad y el factor Musk
El enorme interés convive con un reconocimiento claro de los riesgos. SpaceX es un negocio intensivo en capital, altamente técnico y sujeto a grandes ciclos de inversión. Además, Elon Musk añade un elemento de imprevisibilidad que, lejos de disuadir, parece formar parte del atractivo para ciertos inversores.
Su trayectoria al frente de empresas como Tesla refleja tanto innovaciones radicales como enfrentamientos públicos con reguladores, fuertes sanciones civiles y decisiones empresariales controvertidas. Aun así, gestores como Christopher Marangi, de GAMCO Investors, señalan que la combinación de riesgo y potencial extraordinario es inherente a compañías de esta categoría.
GAMCO, por ejemplo, ya tiene exposición a SpaceX a través de su participación en EchoStar, tras un acuerdo de espectro firmado en septiembre. Otros inversores institucionales citan razones similares para su interés, destacando que el potencial retorno puede compensar la volatilidad asociada al liderazgo de Musk.
Entre el “bistec y el chisporroteo”: fundamentos sólidos y visión futurista
Más allá del relato mediático, varios analistas destacan que SpaceX combina resultados reales con una visión de futuro especialmente ambiciosa. El negocio de lanzamiento orbital y el crecimiento de Starlink proporcionan ingresos recurrentes y escalables, y se espera que generen entre 22.000 y 24.000 millones de dólares en 2026.
Para gestores como Dan Hanson, de Neuberger Berman, esta mezcla entre operaciones consolidadas y proyectos de frontera —como centros de datos espaciales con menores necesidades de refrigeración que los terrestres— convierte a SpaceX en uno de los candidatos más atractivos del mercado tecnológico actual.
La compañía podría, según algunos analistas, incorporarse al grupo de las grandes tecnológicas dominantes, ampliando el actual concepto de “Siete Magníficos” hacia un hipotético “Ocho Grandes”.
¿Un precedente que invita a la prudencia?
Pese al entusiasmo, los datos históricos de grandes OPIs sugieren cautela. Entre 1980 y 2023, solo siete de las 45 empresas que debutaron con valoraciones extremas lograron cotizar por encima de su precio tres años después. En promedio, la mitad del valor inicial se perdió durante ese periodo.
Casos como Beyond Meat, Palm o Snowflake muestran que los estrenos espectaculares pueden ir seguidos de correcciones prolongadas. Tesla constituye la excepción más conocida, aunque debutó con una valoración mucho más contenida que la que SpaceX pretende alcanzar.
El profesor Jay Ritter, experto en OPIs, advierte que incluso si SpaceX llegase a valer dos billones de dólares, el potencial de revalorización estaría limitado por su punto de partida tan elevado.
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