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Cómo cancelar tu cuenta de Facebook y no morir en el intento

Este es un pequeño resumen del episodio de esta semana del Podcast de TecnoAp21

Lo de hoy no va de criticar por criticar. No es que yo haya acabado harto de Facebook y por ello haya decidido emprender una cruzada en su contra. Tampoco soy el abanderado de una causa ni pretendo que otros sigan mis pasos. De lo que hoy quiero hablar es de por qué en mi caso y para mi, el eliminar mi cuenta de Facebook es una buena idea, una necesaria en los tiempos que corren. Quizás de mi experiencia podáis sacar lecturas positivas que os sirvan para entender mejor cómo están las cosas ahora mismo con el tema de la privacidad en la red, o quizás no, y os sirva para reafirmar vuestra postura y apoyo a Facebook. En cualquier caso a nivel particular me he posicionado claramente y os voy a dar mis razones al respecto.

Mis primero años en Facebook fueron muy chulos. Recuerdo conversar con amigos que vivían en otras ciudades y países y tener una sensación generalizada de conexión con las personas que usaban, la que entonces ya era la red social mas interesante de todas. Compartías fotos, videos, noticias, chateabas con amigos, conocías a gente, en fin. Yo sentía que me aportaba algo nuevo y valioso. De hecho aunque otras redes sociales llegaron poco después a mi vida casi no les presté atención porque Facebook parecía tenerlo todo y además muy bien planteado.

Pero en cierta medida algo ya me olía mal en la forma en la que Facebook gestionaba su plataforma. Ese crecimiento exponencial tan bestial y esas ansias de querer saber más y mas de sus usuarios eran un claro indicativo de que estaban buscando la forma de convertir la información en poder. Ya no en beneficios, que también es algo que se busca a corto plazo, es que Facebook directamente ha conseguido convertir nuestra información en poder. Uno muy peligroso por cuanto esta descontrolado de otros reguladores externos que aten en corto a la propia Facebook. Ahora mismo esta empresa es tan tan grande que es difícil cuantificar el impacto que puede tener sobre la vida de la gente.

Creo que el punto decisivo, el auténtico detonante vino con el escándalo de Cambridge Analytica de 2018 y las elecciones del Brexit. A raíz de leer e informarme sobre las actividades de Facebook y su forma de extraer oro de nuestros datos, fue cuando tome la determinación de salirme de esa red social y de hacerlo de otras que están bajo su paraguas. Pero hacerlo no me iba a resultar tan fácil como yo creía y al final he tenido que hacerlo de forma paulatina.

Aunque nos pensemos que decir adiós a una red social puede ser sencillo, lo cierto es que es todo un proceso que requiere un análisis previo de la situación; para ver hasta donde hemos llegado a vincular nuestra vida real con la digital. También hay que analizar las consecuencias de salir de ahí; para ver cómo nos va a afectar en lo personal perder ciertos contactos. Y por último hay que revisar toda nuestra actividad en otras redes; porque de poco sirve salir de una si en otra similar estamos haciendo lo mismo. Es por tanto una campaña mas que un acto en solitario. Cuando queremos dejar Facebook, o Instagram o Twitter o la red social que sea tenemos que pensar qué hemos hecho, que vamos a hacer y cómo queremos seguir haciendo las cosas.

Yo antes de salir definitivamente de Facebook he dado otros pasos previos para ver qué consecuencias tendría algo que a priori es irreversible. Lo primero que hice fue reclamar todo mi historial de actividad a Facebook, para así tener un registro de lo que publiqué en su día por si de alguna forma luego aparecieran datos míos o alguna mención o referencia sobre mi. Después borré todas las publicaciones para limpiar todo rastro de actividad dentro de Facebook. Aquí se trata de ir borrando huellas digitales que sean visibles, porque entiendo que hay otras invisibles que se escapan a mi control. Y por último ya pude darle a “eliminar cuenta” sin miedo a dejar nada importante detrás. Esto no quita para que algún día me lleve una sorpresa por algo que no debería estar ahí pero que aparece, aunque la verdad tampoco me preocupa mucho porque como os he dicho mi nivel de publicaciones y actividad en Facebook era inocuo y muy esporádico.

Aprovechando la coyuntura de mi huida de Facebook también me he dado una vuelta por otras redes sociales en las que aún soy un usuario activo. Sobre todo me interesaba conocer mi implicación con las ramificaciones de Facebook, es decir: WhatsApp e Instagram. La primera es una red social encubierta como plataforma de mensajería en la que he sido muy muy activo durante años ya que, como casi todo el mundo en España, cuando llego con su barra libre de mensajes gratuitos me volqué a comunicarme con todo el mundo por ahí. Con Facebook hace tiempo que tenía claro que mis días estaban contados desde hacía tiempo y salir de ahí y borrar mi cuenta era algo que había pospuesto demasiado tiempo, quizás por desidia.

El caso es que una vez dado el paso, mi conclusión es que ha sido la decisión correcta. Me siento un poco mas tranquilo respecto a mi privacidad y veo que es el primero de otros pasos que acabaré dando con el tiempo. Mi idea final es la de salir de todas las redes sociales, incluidas Twitter y compañía. Creo que estoy quemando una etapa de mi vida en la que las redes tenían sentido. Desde luego lo que me aportaba Facebook ya no representa algo valioso para mi. Precisamente en los años de la pandemia, en los que el contacto con la gente ha tenido que ser digital me ha sobrevenido la sensación de que necesito mas contacto personal y de trato físico, que interacción digital a través de redes sociales. Aunque llevo un 2021 muy volcado con el social audio de las salas de Clubhouse y Twitter Spaces, poco a poco me vuelve esa sensación de que no hay nada que pueda equipararse al trato en persona. Desde luego si tuviera que poner las cosas en una escala, pondría lo último la interacción en redes sociales. Dista muchísimo de ser algo real y de representar lo que conlleva una relación personal.

Como conclusión he de decir que, aunque Facebook es una red social con muchos puntos positivos, no es para mi. No negaré que es excelente a nivel empresarial, como un medio más para conectar con clientes y encontrar nuevas vías de monetización. De hecho la propia Facebook ha tirado mucho por ese camino y su principal fuente de ingresos es la explotación de los datos que recopila y con los que luego puede mercadear. Pero a nivel particular, como individuos que queremos plasmar nuestra vida en la red, creo que se trata de una trampa muy peligrosa. Si tienes suerte y puedes reaccionar a tiempo serás capaz de salir de ahí antes de que sufras las consecuencias de exponer tu vida a quienes quieres negociar con ella. Si no lo ves venir o si simplemente te da igual lo que se haga con tu información, entonces luego no podrás quejarte cuando invadan tu privacidad indiscriminadamente.

Si quieres oír la historia completa no dejes de escuchar el último episodio del Podcast de TecnoAp21.

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