Educación

La tecnología en las aulas

Actualmente la formación en las aulas experimenta un cambio drástico. Si bien durante décadas el modelo tradicional ha estado basado en un sistema uniforme de aprendizaje, donde los elementos con los que se trabajaba en el aula estaban muy definidos: cuadernos, libros, pupitres, pizarras, etc. Y donde los profesores estaban muy limitados por los medios a su alcance. Ahora mismo vivimos en un mundo que busca adaptar al alumno a la revolución digital desde muy temprana edad, aquella en la que la falta de prejuicios y las ganas de conocimiento son más innatas. Es por ello que ya conviven en las aulas todo tipo de medios interactivos que simplifican el aprendizaje a la vez que lo expandan hacia nuevos horizontes.

Debido a esto, los profesionales del sector educativo están inmersos en la adaptación de diferentes medios que potencien el lado creativo del estudiante y a la vez desafían el propio sistema tradicional de formación educativa. En los años 80 y 90 ya se introdujeron los proyectores de diapositivas primero y los videoproyectores después, como un nuevo medio para complementar la educación. Inicialmente se busco la forma de apoyar visualmente los conceptos que se estudiaban en papel. La adaptación fue totalmente natural puesto que en esas décadas el despegue del video doméstico y la televisión dominaron el ocio de la sociedad del momento. Además el video era un soporte fácil de insertar en las clases ya que no suponía un cambio drástico para el alumno. El problema se generaba más por el propio despliegue de los medios necesarios para disfrutarlo: cableado, sistema de audio, soporte para el proyector, pantalla, etc.

Ya en el siglo XXI y con el despegue de las nuevas tecnologías este proceso ha ido dando nuevos pasos y se ha llevado hasta límites insospechados al introducir, primero pizarras interactivas y más tarde pantallas interactivas en las aulas. Las pizarras interactivas supusieron un cambio en la forma en la que el profesor interactúa con sus alumnos. La pizarra pasó a tomar una nueva dimensión en el aula al permitir trabajar de una forma mucho más interactiva y directa. Por otro lado requiere de una formación por parte del profesorado no siempre fácil, ya que la curva de aprendizaje es más pronunciada según la edad del profesor y como de implantados están los métodos tradicionales en su forma de trabajar. Además los medios para desplegar estas pizarras también conllevan una auténtica infraestructura de por sí compleja.

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